El impacto del cambio climático en todos los sectores y en concreto el sector energético, es evidente. En este artículo vamos a ver cómo se relaciona la energía con el cambio climático y los impactos que supone.
Energía y cambio climático
La energía forma parte de nosotros y de lo que nos rodea y ha estado presente desde siempre. El sector energético es un sector que ha estado en constante evolución, sin embargo, la velocidad e importancia con la que el cambio climático incide, ha conllevado a que la relación que existe hoy en día entre energía y cambio climático obligue a solventar los retos que se presentan.
La energía eléctrica es una de las energías más limpias que existen. Con una mayor conciencia y responsabilidad social, los ciudadanos demandan energías limpias y confiables y los responsables de proporcionarla deben responder a ello.
Un tercio de la energía global se utiliza en la industria, otro tercio en transporte y el resto se destina a consumo eléctrico. El coste de las energías renovables es inferior a otro tipo de opciones energéticas como el petróleo o el gas y la emisión de CO2 de las renovables es significativamente menor con el añadido de que el sector eléctrico está liderando la batalla contra la eliminación de esas emisiones de CO2.
Impactos del cambio climático en la energía
Debemos encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico y desarrollo social y la reducción de las emisiones que provocan el cambio climático. Y es que el uso y consumo de la energía también aumenta y con ella las emisiones. Cabe decir que el aumento del consumo energético aumenta al igual que el crecimiento económico independientemente de los precios.
Podemos afirmar que existe un prometedor indicio de reducción de emisiones de CO2 a nivel global comparado con el crecimiento de la economía pero hay que seguir tratando de reducirlo. Pero debido al aumento de las temperaturas, puede que nos encontremos en un paradigma futuro en el que se necesite más energía para enfriar que para calentar. Esto incluso influirá en el diseño de la arquitectura de las estructuras.
Los impactos son reales y ya los estamos presenciando: aumento de temperatura, aumento del nivel del mar, incendios, cambios de humedad, incremento en la frecuencia de desastres naturales, alteraciones en las precipitaciones, cambios estacionales bruscos que puede que no seamos conscientes de la gravedad del asunto.
Por ejemplo, un aumento del nivel del mar puede dañar infraestructuras que están situadas cerca para la obtención de energía. Un triste y actual ejemplo de esto fue la catástrofe de la central de Fukushima en Japón.
Y no solo a las infraestructuras, también afecta a la producción y distribución. Si necesitamos obtener energía eólica y existen cambios en la velocidad, dirección y temporalidad de los vientos, esto puede llegar a afectar negativamente al desempeño de las turbinas.
¿Cómo reducir el impacto del cambio climático?
En definitiva, el cambio climático provoca una situación de incertidumbre nada positiva para el sector por ello debemos replantearnos la manera de producir y consumir la energía. Un uso de energías limpias y renovables frente a “las tradicionales” y contaminantes además de una búsqueda constante en la innovación y aplicación de obtención de energía reduciendo al máximo las emisiones contaminantes es clave para evolucionar en la dirección correcta.
No basta solo con mitigar el problema, hay que educar y poner en acción el uso eficiente de la energía. El éxito de las políticas energéticas dependerá del desarrollo de un marco jurídico sólido, eliminación de barreras económicas, una estabilidad regulatoria suficiente y un cumplimiento de las propuestas y responsabilidad en todos los niveles sobre las emisiones.
Ya no podemos únicamente preocuparnos por tomar acciones a corto plazo, sino que debemos abrir miras y pensar en el futuro, un futuro saludable.
Como conclusión, algunas estrategias que se pueden poner en marcha para ayudar a contribuir en la “descarbonización de la economía” tienen que estar enfocadas a la protección de bosques, a la promoción de la producción de energías limpias en todos los sectores, dar posibilidad de acceso a la energía con el fin de eliminar la pobreza energética, reducir al máximo el uso de combustibles fósiles en lugar del uso de combustibles bajos en carbono, incentivar al uso de transporte público y no motorizado en vez del automóvil, fortalecer la eficiencia energética en todos los sectores, local e internacionalmente y un fomento de la investigación, transformación y políticas que aboguen por la transformación.
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